Foto Euroleague
Todos vimos el partido anoche. El Baskonia cumplió, y no sólo eso, arrolló a un CSKA al que parecía imposible meter mano.
El primer partido de la serie no estuvimos ni un minuto metidos en él, en el segundo se demostró que el CSKA no está a años luz del Baskonia. Se recibió una derrota igual de contundente pero durante los 15 primeros minutos el Baskonia fue mejor que el conjunto ruso. Anoche, en el tercer asalto, y como bien dice Tabak, el equipo se quitó la mochila del respeto. Fundamental para pelear. Perderle el respeto al CSKA produjo lo que produjo. Se jugó sin miedos, con carácter y con garra. Se defendió mejor que nunca y el acierto en el tiro remató la noche. El CSKA se vio anonadado. No se esperaban una reacción tan grande por parte de los de Tabak. El pabellón, una vez más, estuvo a la altura del equipo, con un ambiente ensordecedor y espectacular. Los jugadores se vieron arropados, motivados y no dudaron en acabar con un CSKA totalmente dominado y con pocas luces.
¿Se debió guardar un poco para el viernes? NO, nunca, jamás. Siempre se debe dar todo lo que se puede. ¿Miedo a no tener la misma suerte el viernes? no seamos cazurros. La victoria de anoche nos da argumentos para creer. Perdimos el respeto hacia el rival, y ganamos gran parte del suyo. El CSKA se ha dado cuenta de que el Baskonia ha despertado. Ha despertado con hambre, con ganas de comerse al equipo que se escondía bajo el disfraz de lobo hasta ayer. Debemos creer, porque estamos más metidos en la eliminatoria que nunca. Sabemos de lo que somos capaces. Somos Baskonia, un equipo que nunca decae y que siempre lucha hasta el final, por ello el viernes nos espera otra final, en la que nos tocará sufrir y disfrutar.
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